sábado, 8 de agosto de 2015

Saga Samantha Jellicoe por Suzanne Enoch

1- Coqueteando con el Peligro

Samantha Jellicoe es la mejor ladrona de obras de arte. Su próximo objetivo es una exquisita tablilla troyana que pertenece a Richard Addison, un multimillonario empresario de Palm Beach. El golpe se ve frustrado cuando es descubierta en mitad de la noche. Pero para su sorpresa una bomba estalla, mata al guardia de seguridad y ella, en un gesto imprevisto antes de darse a la fuga, salva la vida de Addison.

Como prestigiosa ladrona sólo le interesa el arte del golpe perfecto, pero matar es algo que ella jamás haría. Sin embargo, todas las pistas apuntan hacia Samantha y el único que puede salvarla de todos los cargos que pesan sobre ella es su único testigo: el atractivo millonario a quien ella salvó la vida.
Richard también sabe que esa misteriosa y seductora mujer es la única que puede ayudarle a resolver el complot. Pero ¿podrán resistirse a la fuerte atracción que sienten el uno por el otro?






2- No Bajes la Vista 

¡Quién mejor para proteger a sus clientes que una ex ladrona de guante blanco! Una noche, el primero de sus clientes aparece asesinado en extrañas circunstancias y sus joyas robadas. Además, alguien tiene mucho interés en que Samantha se vea involucrada en el crimen. Pero sus problemas no acaban ahí: Patricia, la ex mujer de Rick, su pareja, pretende recuperar a su ex marido.

Para demostrar su inocencia, Samantha decide aprovechar sus conocimientos como ladrona y desenmascarar al asesino. Sam se siente en la cuerda floja y sabe que cualquier movimiento en falso puede llevarla a la cárcel, por lo que deberá moverse al margen de la ley si con ello puede salvarse a sí misma y su relación con Rick.








3- Los Multimillonarios las Prefieren Rubias 

Samantha Jellicoe ha abandonado su vida como ladrón de guante blanco para dedicarse por completo a su empresa de seguridad y disponer de más tiempo al lado del amor de su vida, el multimillonario británico Rick Addison, a quien acompaña en sus viajes y asesora en la compra de arte. Y es en una de esas subastas a las que acuden donde Sam descubre a alguien que no pensaba volvería a ver: su padre, Martin Jellicoe.

Sus peores intuiciones se convierten en realidad y la obra que Rick acaba de comprar desaparece aquella misma noche de su casa. Sam sabe que Martin está detrás del robo, pero la policía apunta hacia ella como principal sospechosa, y no va a ser fácil probar su inocencia. Menos cuando su padre la chantajea y la obliga a participar en un gran robo en el MOMA de Nueva York. Si Sam rechaza la propuesta, ella y Rick serán aniquilados, así que Samantha no tiene elección. Pero Rick, que no está dispuesto a perderla de nuevo, traza un plan para ayudarla, le guste a su chica o no.





4- Doble Tentación 

Mediante dos relatos cortos conectados, Suzanne Enoch cautiva a sus lectores de histórica con un chispeante relato de romance y misterio ambientado en la regencia y en la que está implicado un collar de diamantes que puede estar maldito. La historia se catapulta a la época contemporánea en donde el millonario Richard Addison y la reformada ladrona de guante blanco Samantha Jellicoe desentierran el collar de doscientos años de antigüedad mientras exploraban la propiedad de Rick, pero el legado maldito tiene un extraño efecto sobre estos dos personajes...











5- Una Pizca Descarada

¿Quién dice que los crímenes no se pagan?

Hace un año, Samantha Jellicoe les robaba a los ricos para entregárselo a los… ¡a ella! Pero ahora utiliza sus habilidades de latrocinio para el bien en su consultoría privada de seguridad, intentando ir por el buen camino por su sexy y billonario novio, Richard Addison, y preguntándose si existe tortura peor que rastrear piezas de arte invaluables (¡sólo para devolverlas!).

Así que cuando el Museo de arte Metropolitano le pide ayuda, toda feliz salta a la refriega: aunque no sea más que eso, esta aventura la ayudará a eludir esa pequeña (¡no!) brillante pieza que Rick lleva escondida en el bolsillo, y eludir otra clase de camino… hacia el altar. Solo cuando es el blanco de un adversario letal tras el mismo tesoro, Sam empieza a pensar que el “hasta que la muerte nos separe” es el menor de los dos males. 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario