1- Coqueteando con el Peligro
Como prestigiosa ladrona sólo le interesa el arte del golpe perfecto, pero matar es algo que ella jamás haría. Sin embargo, todas las pistas apuntan hacia Samantha y el único que puede salvarla de todos los cargos que pesan sobre ella es su único testigo: el atractivo millonario a quien ella salvó la vida.
Richard también sabe que esa misteriosa y seductora mujer es la única que puede ayudarle a resolver el complot. Pero ¿podrán resistirse a la fuerte atracción que sienten el uno por el otro?
2- No Bajes la Vista
Para demostrar su inocencia, Samantha decide aprovechar sus conocimientos como ladrona y desenmascarar al asesino. Sam se siente en la cuerda floja y sabe que cualquier movimiento en falso puede llevarla a la cárcel, por lo que deberá moverse al margen de la ley si con ello puede salvarse a sí misma y su relación con Rick.
3- Los Multimillonarios las Prefieren Rubias
Sus peores intuiciones se convierten en realidad y la obra que Rick acaba de comprar desaparece aquella misma noche de su casa. Sam sabe que Martin está detrás del robo, pero la policía apunta hacia ella como principal sospechosa, y no va a ser fácil probar su inocencia. Menos cuando su padre la chantajea y la obliga a participar en un gran robo en el MOMA de Nueva York. Si Sam rechaza la propuesta, ella y Rick serán aniquilados, así que Samantha no tiene elección. Pero Rick, que no está dispuesto a perderla de nuevo, traza un plan para ayudarla, le guste a su chica o no.
4- Doble Tentación
5- Una Pizca Descarada
Hace un año, Samantha Jellicoe les robaba a los ricos para entregárselo a los… ¡a ella! Pero ahora utiliza sus habilidades de latrocinio para el bien en su consultoría privada de seguridad, intentando ir por el buen camino por su sexy y billonario novio, Richard Addison, y preguntándose si existe tortura peor que rastrear piezas de arte invaluables (¡sólo para devolverlas!).
Así que cuando el Museo de arte Metropolitano le pide ayuda, toda feliz salta a la refriega: aunque no sea más que eso, esta aventura la ayudará a eludir esa pequeña (¡no!) brillante pieza que Rick lleva escondida en el bolsillo, y eludir otra clase de camino… hacia el altar. Solo cuando es el blanco de un adversario letal tras el mismo tesoro, Sam empieza a pensar que el “hasta que la muerte nos separe” es el menor de los dos males.
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