Polos Opuestos
El arma homicida siempre es la misma, una prenda marcada con una cruz. Sobre los cuerpos, una nota: «Su pecado le es perdonado». Ningún otro vínculo parece relacionar las distintas muertes. Sin más pistas a las que aferrarse, la policía no tiene más remedio que colaborar con la distante y prestigiosa psiquiatra Tess Court, quien no tarda en trazar el perturbador perfil de un alma torturada. Pero al mujeriego y atormentado detective le cuesta concentrarse en la psique del asesino. Está distraído, muy a su pesar, por esa mujer fría y calculadora que no para de desafiarle con sus ridículas teorías y sus absurdos consejos.
No podrían ser más incompatibles y, sin embargo, ninguno de los dos puede evitar embarcarse en un peligroso juego de atracción y deseo que les impedirá ver lo que resulta evidente; Tess es rubia, Tess es frágil, y su nombre aparece en la lista de un hombre que solo tiene una misión: salvarla de sus pecados.
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